MENSAJE DE LA SANTA MADRE DE DIOS
MARIA SANTISIMA PARA EL CLERO MEXICO
Buenos Aires, Argentina - 21 de Septiembre de 2015
“Niño
Mío, os encomiendo la importante tarea de llamar al Clero de México para
deciros que Mi Señor Jesús, Mi amado Hijo, ha concedido una oportunidad más a
Mi Nación Guadalupana.
La
matanza de los indefensos y la sangre de los inocentes asesinados en el vientre
materno o al nacer clama justicia ante el Trino Eterno, pero la Divina
Misericordia desea detener el delito del aborto como primera medida; así
también, tantos otros crímenes no menos atroces que transgreden los Diez
Mandamientos.
Delitos
que atentan contra el don de la vida, delitos que van en contra del mismo Dios.
Mis
hijos predilectos, especialmente la Jerarquía mexicana debía llamar a todos los
niveles de la Iglesia para oponerse a las leyes de muerte que destruirían a las
familias y hogares mexicanos.
Leyes
que llevarían a Mis hijos a vivir en un estado de tinieblas y desorden moral y
espiritual en el templo del corazón, en el templo doméstico y en el templo
comunitario.
La
Misericordia Divina implora una oportunidad más al pueblo mexicano,
especialmente a la Iglesia local, en quien recae la responsabilidad de llamar
al arrepentimiento a sus gobernantes y ciudadanos por permitir que contaminen
su tierra con el veneno de las profundidades.
¡Ah,
Mis hijos predilectos!
¿Ustedes
están exceptuados de tal responsabilidad, de la situación de vuestro pueblo?
No, Mis
niños. Era vuestro deber, en primera instancia, mostrar a sus ovejas el camino
correcto que conduce a la salvación y no dejarlas que se internen en el sendero
que conduce a la muerte.
Debían
desenmascarar los planes de satanás instalados en los más altos niveles
políticos y sociales, planes para esclavizar a Mis niños mexicanos.
Pero
muchos de Mis hijos predilectos y almas religiosas se llamaron al silencio,
fueron cómplices de los planes infernales, permitieron que las leyes mortales
ocuparan el lugar de los Diez Mandamientos, los Mandamientos de Dios Eterno.
Rechazaron
Mis mensajes, que advertían el peligro que corría, rechazaron a Mis mensajeros
de vuestra propia tierra.
Esta
Madre Celestial no se rinde jamás, al ser callada en la tierra mexicana he
buscado otra voz desde muy lejos para que os recuerde en el estado que
permanecéis.
Vuestro
silencio fue cómplice. La mirada de Dios ve todas las corrupciones de los
corazones, amores a los placeres y reconocimientos de los hombres distinguidos.
Dejaron
que el enemigo os engañara con lujos y riquezas para dar su golpe de muerte,
tenerlos atados de pies y de manos, hasta silenciar sus labios. Y dio un golpe
mortal.
Entonces,
cuando ustedes quisieran levantar la voz y oponerse al plan macabro, ya sería
tarde para hacerlo porque ustedes también estaban enredados en las redes que el
mismo demonio os había tendido; la falta de vigilancia y atención a las cosas
buenas de Dios os llevaron a ser presa.
El
enemigo de las almas con su astucia os acorraló, en caso de querer levantar
vuestras voces, éste los acusaría con vuestras propias corrupciones y miserias.
Os
hablo de manera clara, con palabras sencillas, como una Madre a un niño, para
que entendáis y recapacitéis del error en el que habéis caído.
Cuando
la Iglesia de Mi Hijo calla ante los actos pecaminosos de un pueblo unido a las
huestes infernales, estas últimas ganan terrenos hasta acorralar a los que
hicieron silencio.
Dios
Todopoderoso estaba dispuesto a derramar Su Justicia sobre México por las
atrocidades y el rechazo a Mi maternal llamado.
Soy la
Llena de Gracia y Mis niños Me rechazan por piedras de falso brillo.
Pero
esta Madre es Madre de Misericordia y como tal he pedido a Mi Hijo que tenga
piedad y mire con ojos misericordiosos al pueblo mexicano que obra ciegamente,
porque aún no conoce el Amor de Dios.
Mi
intervención ante la Santa Justicia obliga a Dios a retrasar tal medida.
Soy Su
criatura amada y predilecta, por Su infinita Bondad fui coronada como Soberana,
dándome el cuidado de toda la humanidad y encerrándola en Mi Corazón
Inmaculado.
Por lo
tanto, como todos Mis niños están unidos a Mí, al caer la Justicia sobre ellos,
estaría haciéndome padecer grandes dolores, entonces Dios para no hacerme
sufrir retira Su Mano poderosa.
Al
venir al Monte de Tepeyac fue para instalar el Reinado de Mi Hijo Jesús en esta
tierra mexicana, devolverle la vida y detener la matanza de tantos hijos Míos,
dedicados a los dioses sedientos de sangre de inocentes.
El
reinado de las tinieblas de aquel tiempo fue desterrado, pero hoy ese reinado
buscar recuperar el lugar del que fuera expulsado y revertir la situación de
manera astuta; es la serpiente, rastrera y mal intencionada, corrompiendo los
corazones de los hombres y mujeres, encadenando las mentes con cadenas de
pecados para hacerlas sus esclavos y agentes fieles de destrucción masiva:
destrucción de las almas.
Al
aceptar que las leyes infernales tomen posiciones privilegiadas en sus vidas
como si fuera algo normal, las puertas del infierno se abrieron y los demonios
que fueron expulsados y encadenados en las fosas humeantes a causa de Mi
Aparición a Mi pequeño San Juan Diego, hoy están sueltos.
Han
roto las cadenas de prisión, diseminando en el corazón de México semillas de
confusión y mortandad.
¿Sabéis
cómo?
Vuestros
pecados e intenciones de libertinaje, de dispensar de Dios y hacer del libre
albedrío una herramienta de modernismo y evolución humana, se convirtieron en
la llave perfecta para abrir las celdas de prisión de los ángeles caídos que
azotan a México.
Mis
niños desean estar al día y a la vanguardia del modernismo, vanguardia que los
conduce directamente a la muerte eterna.
¿No
dais cuenta que vais a una trampa mortal?
Al ver
cómo Mis niños, que son azotados por los corazones perversos, unidos a estos
demonios ancestrales, Mis ruegos ante la Santa Trinidad fueron escuchados,
Dios Me
concedió la autoridad como Reina de todo lo creado para contener y mantener
aprisionados a las serpientes pestilentes en el cuerpo de Mi pequeño Ángel. A
quien he llamado a ser alma víctima por todo México, grandes sufrimientos y
flagelos ocasionan a Mi niño.
Los
demonios encerrados son los comandantes de cada legión, ya que cada uno pertenece
y lidera a una en particular y por ende, cada legión despliega su pestilencia
venenosa en un pecado único.
Como
Reina y fiel Guardiana del Reino de Dios, mantengo encerrado a los demonios de
mayor jerarquía de cada legión por un tiempo determinado, pero las tropas
infernales que estos comandan están dispersas en el mundo haciendo de las suyas
en el pueblo mexicano.
Sus
líderes perversos son bestias rugientes, atadas y privadas de la libertad que
desean salir para hacer mayores estragos, pero eso no puedo permitirlo por el
bien de Mi pueblo guadalupano.
Soy una
Madre de Esperanza y les traigo la Llama de la Esperanza nuevamente.
Si Mis
niños predilectos aceptan Mi llamado, congregaré a toda Latinoamérica para
uniros a vuestra liberación mediante el exorcismo de Mi pequeño Ángel, pero si
descreen de Mi llamado y dan la espalda al Cielo, Dios Eterno, con mucho dolor
soltará la mano de Su Santa Justicia y la ciudad de México, transformada en
tierra de demonios y sacrificios paganos y morada de placeres mundanos, será
sacudida por gran terremoto.
La
ciudad convertida en morada de falsos dioses será derrumbada y engullida. Pero
no solo la ciudad capital correrá tal destino, sino aquellos poblados que son a
imagen de la primera, serán a ejemplo de Sodoma y Gomorra.
La
obediencia de Mi Iglesia llevará a libertad de México de grandes opresiones y
así, escapar del yugo infernal.
Éste es
el primer paso que pido a Mis predilectos.
Sí,
desde la Tierra del Sur os hablo, desde la Tierra de la Esperanza llamo a
México, retornad al camino de salvación.
México
y Argentina son una, entenderéis con el tiempo este misterio.
Vuelvo
a repetir, si Mis hijos predilectos aceptan Mi pedido, llamaré a todos Mis
niños latinoamericanos para que unan sus corazones en oración y penitencia
realizando adoración frente al Santísimo y celebrando Santa Misa a las tres de
la tarde, hora victoriosa de la Vida sobre la muerte.
Esperaré
vuestra respuesta para enunciar el día previsto de la gran liberación mexicana.
Acorde
a la misma, en ese día, al ser expulsados los demonios capitanes, sus legiones
irán tras ellos a las fosas humeantes para no salir jamás.
Mi
Inmaculado Corazón sangra por las matanzas de tantos hijos Míos, llevados al
sacrificio, como en los tiempos de los aztecas.
Los
demonios de antaño no desean limitarse al Tepeyac, desean hacer de la nación
mexicana un monte de sacrificio.
Debéis
uniros al Papa Francisco para esta urgente intensión, debe saber de Mi pedido
para que con su poderosa intercesión os ayude en tan magnánima tarea.
¿Dejaréis
de lado Mi solicitud maternal? ¿Permitiréis que siga corriendo sangre de
inocentes por vuestras calles?
Tened
cuidado, porque el sacrificio a los dioses paganos os puede alcanzar,
convirtiéndoos también en víctimas.
Como
Madre de la Iglesia os llamo a la unidad para salvar a México. Apresuraos en
responder a vuestro Dios antes de que no haya más tiempo.
Os bendigo en el Nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo.”
MENSAJE DEL SEÑOR JESÚS PARA
MÉXICO
09 de Junio de 2018, Argentina
Para vuestra tranquilidad, cuando
yo estaba escribiendo este mensaje, me estaba dictando el Señor esta situación
de México, porque fue al instante, me quedé sorprendido interiormente de pedir
que se vayan principalmente de Ciudad de México, no me pareció descabellado ni nada
por el estilo, pero que vayan muchos hijos de México , me quedé un poco
sorprendido, pero el Señor me hizo sentir su presencia interior, como una orden:
¡Qué tome nota, que tome nota,
que escriba tal cual, que no interrogara, que sólo escribiera.
Dice
el Señor:
¡Abrid los ojos mi amada México,
la niña de Mis Ojos!
Arrepentíos de vuestros pecados, pedid clemencia y
misericordia, pedid mi mano misericordiosa que estoy dispuesto a socorreros,
soltad la mano del pecado que es la misma mano del demonio.
Vuestro Señor llora como un padre
al ver la obstinación de sus hijos, la dureza de corazón os conduce a la noche
eterna.
Os ruego mis niños, volved a mi paternal protección, he pagado un alto
precio por ustedes.
¿Acaso no compadecéis de mí en la
Pasión? ¿Quizás todo fue en vano?
Son ustedes, mis hijos más amados
lo que me expulsáis de vuestras vidas, de vuestras familias y de vuestra
tierra.
Decid que amáis a Mi Madre, pero cuanta mentira y engaño he visto en vuestras
palabras, solo habéis sido ante mi mirada palabras huecas y vacías.
A medida que más me rechazáis y
expulsáis de vuestras vidas, más lugar dejáis a Satanás junto a sus huestes infernales
para que tome el control de vuestro país.
México ya casi está tomada bajo
el control de las tinieblas, solo veo perfidia, esclavitud, gritos y
derramamiento de sangre de inocentes, prostitución, lascivia, toda clase de
bajeza que quita al hombre el verdadero propósito para que fue creado, la
felicidad eterna junto a su Creador.
Pero veo como mi amada México,
por decisión propia ha elegido abandonar a su Señor para seguir los consejos
del demonio, que en realidad, os conduce a la amargura eterna.
Oh! Mis amados niños.
No puedo dejaros a la merced de
la noche porque lo poco santo que hay en México está a punto de perecer y por
la promesa que hice a mi Madre, intervendré destruyendo todas las obras del
maligno, y así recapacitaréis sobre vuestros crímenes.
Ya no obedecéis a Mi Madre,
estáis esclavizados haciendo una torre de Babel, hecha por vuestros pecados y
la matanza de inocentes, en cuya cúspide desea sentarse el príncipe de este
mundo. Yo sacudiré esta torre y se desplomará para no levantarse jamás.
Mirad al Sur, desde allí enviaré
a alguien para que os alivie sus pesares, os dará ánimo para romper las cadenas
del pecado y así, ser libres en Dios, el Señor.
Volved mis niños, arrepentíos, os
ruego nuevamente, el tiempo va en vuestra contra, mis ángeles han dado el
último llamado de trompetas, es el sonido de arrepentimiento y expiación, luego
vendrá Mi Justicia en gran poder, la tierra temblará y vomitará vuestras obras
pecaminosas.
Volved antes de que sea tarde.
A mis niños fieles, que aún
luchan por seguir a su Señor, no desistáis; os llamo a abandonar la ciudad
Capital, en lo posible alejaos del país hasta que pase mi ángel de justicia.
Los ruegos de los justos y la
sangre de los inocentes reclaman mi pronta intervención, porque los rectos de corazón
están en grave peligro de ser derrotados y absorbidos por las tinieblas.
Orad, orad, orad, volved a mí que
soy lento para el enojo. Yo, el Señor Jesús.